- 24 de noviembre de 2021
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Muchos de nosotros creemos de manera inconsciente (y errónea), que el liderazgo responde a una cualidad asociada a personas que poseen un desempeño fuera de lo común en áreas relacionadas con la inteligencia intrapersonal e interpersonal. Es decir, evaluamos de manera arbitraria que solo aquellas personas que integran estas dos inteligencias de “serie” pueden desarrollar eficazmente las habilidades necesarias para ejercer como líderes competentes.
¿En qué consisten estas dos inteligencias tan vitales para ser un buen líder? Por un lado, la inteligencia intrapersonal es aquella capacidad de relacionarnos con nosotros mismos, respondiendo a las demandas del yo y sus necesidades intrínsecas, entendiendo como se desenvuelven las emociones que sentimos, y qué lugar ocupan dentro de nosotros mismos, así como la capacidad de valorar con coherencia nuestras acciones, tomando las mejores decisiones posibles a lo largo del proceso. La inteligencia interpersonal, sin embargo, responde a la habilidad de relacionarse y comprender a otras personas en sus diferentes estados de ánimo y mentales, pudiendo empatizar y captar con acierto las intenciones, los sentimientos y emociones que sienten.
Estas habilidades son susceptibles de ser aprendidas e integradas por todo aquel que se precie a mejorar, desarrollando su potencial y capacidades a lo largo del camino. El liderazgo no es algo con lo que se nace, sino algo que se integra y aprende. Lógicamente habrá personas que tengan una tendencia natural a liderar y a trabajar con equipos de manera satisfactoria, pero eso no quiere decir que cualquiera de nosotros pueda presentar unas credenciales óptimas con las que liderar no solo a otros, sino sobre todo a nosotros mismos.
Poniendo en práctica estas tres reflexiones que se presentan a continuación, podrás conectar con el verdadero líder interno que posees, mejorando tus habilidades de liderazgo de manera progresiva y consistente.
1. Conecta con tu yo interno y sé consciente
Este es el paso previo para empezar a dar los pasos adecuados hacia tu mejora personal. Para poder ser un líder que inspire a los demás y a ti mismo, debes trabajar en tu personalidad, sobre todo en aquellas cualidades cruciales que todo líder debe poseer como son la empatía, la integridad, la disciplina, la creatividad… Considera estas tres potentes preguntas que pueden permitirte entender por qué trabajar en tu liderazgo resulta imprescindible.
¿Por qué me quiero convertir en un líder?
¿Qué beneficios puede reportarme desarrollar las cualidades que se necesitan para ser líder?
¿Cómo tengo que actuar y pensar para ser la imagen de líder que deseo?
Cuando realizas este trabajo interno de autoconocimiento, de escucha y de sinceridad es cuando realmente puedes empezar a actuar, y a desglosar qué aspectos deben trabajarse para sentir que tu camino progresa. Trata de volver a estas preguntas de manera recurrente para acordarte en primera instancia, qué motivos te han movido a dar ese salto que tu vida merece. Estas preguntas son los cimientos, sobre los cuales irás trabajando todo lo demás.
2. Trabaja en tus fortalezas y explora tus cualidades
Resulta imprescindible sacar a relucir aquellos aspectos positivos de tu personalidad que configuran aquello que es propio de ti. Muchos de nosotros pensamos o creemos que no tenemos nada particular que ofrecer al mundo, y bajo esa creencia escondemos nuestra mejor versión, alinéandonos con un estilo de vida mediocre por miedo a descubrir otro tipo de realidad más enriquecedora.
Realiza una lista de tus fortalezas y de tus capacidades que conectan en mayor manera con las habilidades que debe poseer un buen líder. Identifica estas fortalezas y crea un plan de acción específico que te ayude a elevar tu actitud y hábitos para sentir que realizas el progreso adecuado. Si percibes que hay debilidades críticas que deben ser mejoradas, ya que son fundamentales para alinearte con esta nueva perspectiva de liderazgo, anótalas también y trabájalas de manera decidida.
3. Trabaja de manera decidida tus habilidades comunicativas
Saber expresar de manera clara una visión, deseo u objetivo concreto responde a uno de los matices clave para ejercer como un líder inspirador. Una correcta comunicación verbal y no verbal se antoja vital para que las directrices que intentas transmitir calen hondo en el corazón y mente de tus más allegados o equipo de trabajo.
Debe haber una coherencia entre el lenguaje no verbal, el tono utilizado y el contenido que se expresa. Estos tres aspectos deben estar íntimamente entrelazados, para así poder crear un cóctel emocional potente que enganche y que conecte con los deseos y aspiraciones de tu equipo de trabajo, tus amigos o familia.
Si eres de esas personas que tiene pánico al hablar en público o comunicar algo de manera decidida a alguien, prueba a hacer lo siguiente: Pon tu cámara en un espacio cómodo que te incite a poder expresar un pequeño speech de no más de un par de minutos o tres. Al estar solo y no recibir feedback de nadie podrás tener mayor soltura para contar una historia o decir algo que sientes.
Después de hacer el speech, fíjate en tu discurso, las palabras utilizadas, tu lenguaje no verbal, tu implicación emocional, anota tus errores y sigue perfilando tu discurso. Al poco tiempo notarás que te desenvuelves con mucha más naturalidad para hablar ante una cámara, y así podrás dar el paso para hablar con gente delante.
Recuerda que el liderazgo responde a una visión y manera de actuar determinadas, y que sobre todo puede ser aprendido si te dedicas con entrega a entenderte a ti mismo, a mejorar tu autocontrol, a trabajar tus fortalezas, a progresar en tus habilidades comunicativas, pero sobre todo a mostrar integridad y coherencia. Eso sin duda es lo que creará la chispa definitiva de conexión con los demás.
Fuente: Global CFF