Inteligencia cultural: cualidad imprescindible para cualquier gran gerente

La inteligencia cultural reconoce que los diferentes miembros de un equipo pueden tener diferentes formas de pensar o expresarse. Al comprender en qué se diferencia la cultura de un miembro del equipo de la tuya, podrás convertirte en un gerente más inclusivo, solidario y exitoso.

La inteligencia cultural se puede aplicar en una variedad de situaciones, desde ayudarte a realizar reuniones individuales efectivas hasta lograr que los miembros de tu equipo se sientan más cómodos en actividades grupales. En este artículo, te mostraremos cómo desarrollar la inteligencia cultural para que puedas apoyar a todos los miembros de tu equipo, sin importar de dónde vengan.

¿Qué es la inteligencia cultural?

En pocas palabras, la inteligencia cultural es la capacidad de trabajar y relacionarse con eficiencia con personas de orígenes culturales distintos. Los gerentes con alta inteligencia cultural son capaces de reconocer el papel que desempeña la cultura en su equipo y adaptan su estilo de gestión en consecuencia.

¿Qué es la cultura?

En términos generales, cultura se refiere al conjunto de creencias, comportamientos, normas, tradiciones, artes, hábitos y costumbres que comparte un grupo de personas. Este término general no hace referencia necesariamente al país de origen de una persona sino a las sociedades o comunidades de las que forma parte.

La inteligencia cultural es una habilidad imprescindible para cualquier gerente, incluso si no forma parte de un equipo distribuido o global. Esto se debe a que la cultura de una persona es parte de lo que lo convierte en un miembro valioso para el equipo. Comprender el impacto que tiene el contexto cultural en cada miembro del equipo te ayudará a convertirte en un mejor líder.

¿Qué es el coeficiente cultural (CQ)?

Similar al coeficiente intelectual (IQ), que mide la inteligencia, o el coeficiente emocional (EQ), que mide la inteligencia emocional, el coeficiente cultural mide la inteligencia cultural.

¿De dónde proviene el término coeficiente cultural?

El término coeficiente cultural, fue utilizado por primera vez por Christopher Earley y Soon Ang a principios de la década de 2000. Investigaciones adicionales realizadas por David Thomas y Kerr Inkson durante el mismo período proporcionaron un marco integral sobre la inteligencia cultural. Luego, Ang y Linn Van Dyne se basaron en este trabajo para desarrollar un método que les permitiera medir el desempeño intercultural: la escala CQ.

En 2015, David Livermore publicó el libro Leading with Cultural Intelligence (Liderar con inteligencia cultural) para desarrollar aún más la escala CQ que Ang y Van Dyne habían creadoSegún Livermore, hay cuatro elementos principales de la inteligencia cultural:

  1. Dinamismo del CQ: Es la confianza de una persona en su capacidad para responder de forma eficiente ante diversas situaciones culturales.
  2. Conocimiento del CQ: Implica la comprensión que tiene una persona sobre las similitudes y diferencias entre culturas.
  3. Estrategia del CQ: Representa cómo una persona comprende y procesa experiencias que son culturalmente diferentes de las suyas.
  4. Acción del CQ: Refiere a la capacidad de una persona para adaptar su comportamiento verbal y no verbal a diferentes culturas.

Las personas con un coeficiente cultural alto reúnen estas cuatro habilidades. Puedes realizar una prueba o una autoevaluación laboral para medir tu CQ, pero por lo general estas habilidades no suelen medirse de forma numérica como otras formas de inteligencia (por ejemplo, el coeficiente intelectual). En todo caso, el coeficiente cultural es una habilidad que debemos desarrollar a lo largo de toda la vida, como cualquier otra habilidad blanda.

Inteligencia cultural vs. inteligencia emocional

La inteligencia emocional (EQ) es la capacidad de reconocer y controlar tus propias emociones para mejorar la colaboración, la empatía y la conexión con otras personas y para evitar el conflicto. La inteligencia emocional es clave para forjar buenas relaciones interpersonales.

La inteligencia cultural se centra específicamente en el uso del la inteligencia emocional al momento de interactuar con personas cuyo origen cultural es diferente al nuestro. Las personas con un alto coeficiente cultural aplican su empatía y comunicación para comprender las necesidades de los miembros del equipo que no necesariamente comparten las mismas normas culturales.

El rol de la inteligencia cultural en los negocios

La inteligencia cultural se ha convertido en una habilidad cada vez más importante en los negocios debido al impacto que genera en el fortalecimiento de los equipos. Uno de los aspectos más agradables de la gestión de un equipo es poder trabajar con un grupo de personas, cada uno con una perspectiva y habilidades únicas. Aprender a liderar con empatía intercultural, teniendo en cuenta los diferentes orígenes culturales, y poder aportar tu conocimiento cultural son formas de mejorar tus habilidades de liderazgo.

Los equipos multiculturales se benefician de la diversidad de opiniones. Para liberar el potencial de un equipo diverso y desarrollar la sinergia del equipo, debes gestionar y promover el trabajo en equipo. Ahí es donde el coeficiente cultural juega un papel importante.

Por ejemplo, algunos miembros del equipo probablemente se sienten más cómodos con la comunicación y los comentarios directos, mientras que otros prefieren los comentarios indirectos. Identificar lo que cada miembro del equipo necesita para sentirse escuchado y valorado en el trabajo es la mejor manera de hacerlos sentir cómodos dentro del equipo.

Cómo desarrollar tu inteligencia cultural

El desarrollo de la inteligencia cultural es un proceso continuo. No se trata de una habilidad técnica más, sino que debes invertir en esta habilidad y desarrollarla a lo largo del tiempo.

1. Empieza por informarte

Antes de aplicar cualquier conocimiento de inteligencia cultural, primero debes invertir en tu propio aprendizaje y comprensión. Esto incluye aprender sobre las culturas de las que provienen los miembros de tu equipo, cuáles son sus estilos de comunicación y qué es lo que esperan de ti como gerente o líder.

La mejor manera de establecer conexiones interculturales es a través de experiencias compartidas. Empieza por aprender sobre las fiestas y los eventos importantes que tienen un significado cultural para los miembros de tu equipo —cumpleaños, feriados religiosos importantes e incluso feriados locales para los compañeros que están en otro país—. Aprender sobre estos temas es un proceso continuo, pero al mostrar interés en los eventos que son importantes para los miembros del equipo, los hará sentirse más cómodos en el trabajo y mejor integrados en el equipo.

Una vez que hayas aprendido sobre la cultura de cada miembro, puedes incluir esos conocimientos en tus propias acciones. Por ejemplo, si uno de los miembros de tu equipo está practicando el ayuno diario durante el Ramadán, intenta no comer ni beber frente a esa persona, ya que puede tener sed. Estas pequeñas acciones mejoran la sensación de bienestar dentro del equipo.

2. Considera las normas y expectativas culturales

Los miembros del equipo de diferentes culturas generalmente se comunican de diferentes maneras. Como gerente, debes tener en cuenta estas preferencias de comunicación durante las conversaciones, principalmente al momento de brindar comentarios constructivos.

Si aún no lo has hecho, tómate un tiempo durante tu próxima reunión individual para preguntarle a cada miembro del equipo sobre el estilo de comunicación que prefieren. Pregúntales si hay algo que algún gerente haya hecho bien en el pasado que puedas implementar. Si te sientes cómodo, consúltales cómo prefieren recibir los comentarios. Por ejemplo, ¿prefieren recibir comentarios por escrito o en persona? Desarrollar estas habilidades lleva tiempo, pero todos pueden lograrlo juntos como equipo.

3. Presta atención al lenguaje corporal

Comunicarse de manera efectiva es esencial para gestionar un equipo colaborativo, como también lo es, prestar atención a lo que no se dice en el equipo.

Algunas culturas no son conflictivas y es posible que algún miembro del equipo no diga lo que piensa o no se sienta cómodo planteándote sus inquietudes directamente. Para poder ser de ayuda, intenta prestar atención a su comportamiento en la oficina, por ejemplo si han estado muy callados o han participado poco en el Slack del equipo, y pregúntale si se encuentra bien y si hay algo que le gustaría compartir.

Del mismo modo, si un miembro del equipo no interactúa durante las reuniones, aprovecha la reunión individual para consultarle si hay algo que puedas hacer como su gerente para brindar apoyo. Quizás prefiera consultar con anticipación la agenda de la reunión para poder asistir a la misma con algunas preguntas ya preparadas en vez de tener que pensarlas en el momento. Estos pequeños detalles son de gran ayuda para el equipo.

4. Practica la gratitud

La gratitud y el reconocimiento son excelentes herramientas para construir relaciones estrechas y mostrar a los miembros de tu equipo que valoras el trabajo que están haciendo. Sin embargo, puede ser difícil mostrar reconocimiento si no estás pensando activamente en ello, especialmente cuando se trata de reconocer el trabajo de los miembros que se encuentran en otras oficinas o que trabajan de forma remota porque no estás con ellos a diario. Por lo tanto, asegúrate de reconocer sus logros, no solo durante las reuniones individuales, sino también frente a todo el equipo.

Considera crear una tradición de gratitud dentro del equipo, incluso si solo se trata de agregar una instancia de “felicitaciones” a la agenda de la reunión de equipo o crear un canal de Slack para felicitar y elogiar a tus compañeros. Puedes predicar con el ejemplo e iniciar la ronda de gratitud, pero anima a todos los miembros del equipo a participar.

5. No subestimes los detalles prácticos

La comunicación no verbal y los detalles culturales son importantes, pero también es importante pensar en la logística del equipo. Si gestionas un equipo distribuido en diferentes zonas horarias, ten en cuenta la hora en la que se encuentran tus compañeros cuando programes una reunión o envíes un mensaje. Asegúrate de que todos participen y, en caso de que no puedan asistir, graba la reunión para que puedan ponerse al día más tarde.

A veces, simplemente no es posible que todos los miembros del equipo estén presentes en todas las reuniones. Si tu equipo está distribuido por todo el mundo, considera la posibilidad de organizar reuniones de equipo en diferentes momentos. Por ejemplo, si te encuentras en los Estados Unidos, organiza tus reuniones de equipo recurrentes en diferentes horarios. Una semana, prográmala por la mañana para que puedan asistir los miembros del equipo de EMEA. La semana siguiente, prográmala para la tarde, para que puedan participar los miembros de la región APAC.



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